24 de agosto de 2007
Preocupación por el deficiente estado edilicio de la Universidad Nacional de Mar del Plata
por Victoria Fondevila, Verónica Toledo y Florencia Da Graça.
Fisuras en techos y paredes, mamposterías erosionadas, falta de espacio físico en las aulas son algunos de los problemas que evidencian tanto las instalaciones del complejo universitario como las de sus facultades anexas. Una realidad que alarma, una historia sin fin.
El edificio de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo se recorta impetuoso contra un cielo cargado de nubes. Su refulgente fachada, orientada de cara al oeste, recibe cual vela de navío el embate constante de los vientos que erosionan la deteriorada mampostería. Se trata de una edificación que data de los años 80, una circunspecta construcción que según la opinión de la coordinadora de la Secretaría de Extensión de esa unidad académica, Laura Romero no recibe mantenimiento desde hace ya una década: “En rigor de la verdad hay que decir que desde el año 97 no se realizan tareas de manutención en la facultad. El departamento de obras de la Universidad se encarga de reparar las urgencias inmediatas pero el problema de fondo no lo aborda nadie”.
Para Romero es indispensable que el frente del edificio reciba un tratamiento periódico de impermeabilización. En caso de que la humedad traspasara el revestimiento de ladrillos podría afectar gravemente a oficinas y factorías académicas. “Si el agua se filtra es muy probable que dañe el estado de las paredes y pisos de las secretarías y talleres productivos. Estaríamos frente a una situación verdaderamente difícil de resolver”, explicó.
Desde el Centro de Estudiantes de Arquitectura en tanto se comenzó a trabajar en función de mejorar el aspecto superficial de las instalaciones. “Los chicos se comprometieron y de alguna manera generaron conciencia en los estudiantes. Se hicieron y se continúan realizando campañas de pintado y limpieza de pisos y paredes”, reveló la Coordinadora.
No obstante, los problemas edilicios parecen no ser exclusividad de la Facultad de Arquitectura. Según la opinión de la decana de Psicología, Alicia Zanghellini, las unidades académicas correspondientes a Ciencias de la Salud, Humanidades, Ingeniería, Derecho, Agrarias y Exactas tienen como factor común, además de las fisuras en techos y paredes, la falta de espacio físico en sus aulas. Este inconveniente genera gran malestar en los estudiantes dado que al no haber pupitres suficientes deben limitarse a presenciar las clases de pie o sentados en el piso.
Para Zanghellini en tanto el deficiente estado edilicio de la Universidad estaría supeditado a una cuestión de carácter presupuestario. “De la partida actual sólo el 4 por ciento está destinado a gastos de funcionamiento y mantenimiento. Es demasiado poco, no alcanza realmente”, aseguró.
Muy por el contrario en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales las cosas parecen ir por buena senda. Según el secretario de coordinación de esa unidad académica, Daniel Guzmán no sólo se han pintado las aulas y los pasillos sino que se ha incorporado equipamiento informático, instalado ventiladores de techo y comprado equipos de aire acondicionado.
Una pequeña luz de esperanza en medio de un panorama bastante sombrío.
Ingeniería, la más deteriorada.
Si bien casi todas las unidades académicas que integran la Universidad Nacional de Mar del Plata evidencian un grave deterioro de sus instalaciones, el estado edilicio de la Facultad de Ingeniería merece un capítulo aparte.
En marzo de este año las autoridades del Concejo Académico de esa facultad resolvieron por unanimidad no iniciar el ciclo lectivo 2007. Esta decisión reconoció su origen en dos causas principales: la falta de espacio físico en las aulas y la posibilidad de derrumbe de un pasillo mal apuntalado.
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