Por:
Fernández Maia
Garnica Yesica
Maffei Adrián
Melucci Ignacio
Melucci Ignacio
Lo que se debe evitar decirle a un universitario
Las entregas de trabajos prácticos, parciales y finales tienen a maltraer a cualquiera que haya decidido continuar una carrera. Pero los momentos posteriores a rendir terminan por convertirse en lo más fatídico hasta recibir la “sentencia final”, gracias a la ayuda de amigos, familiares, vecinos o simplemente “metidos” que se encargan de preguntarte justamente esas cosas que no deberían.
A Medida que se acerca una fecha en la que uno “se juega la materia”, los nervios se ponen a flor de piel y nos tornamos irritables y descargamos nuestra ira contra el primer ser vivo que se nos cruce o contra cualquier objeto que no funcione debidamente (entiéndase computadoras lentas, CD’s que no se leen, problemas con la conexión a Internet, entre otros.)
Obviamente, la sensibilidad y mal humor aumentan al por mayor después de la realización del examen y más cuando uno tiene esas leves sospechas de que no le fue del todo bien. ¡En ese momento aparecen los inoportunos de siempre!
Aquellos que parecen esforzarse por hacerte sentir la partícula más insignificante en el tan apreciado mundo del estudio. Personas a las que, si bien le demostrás interés, seguro maldecís por dentro.
* “¿Cómo te fue en el parcial?”
MAL me fue, ¿Es necesario revolver mis heridas? Obviamente todo el tiempo que perdí estudiando no evita que me humillen con esta pregunta cruel. ¿Para qué preguntás? ¿Te gusta disfrutar de mi miseria? No te gastes en preguntar, si me querés ayudar no tenés nada más que hacer que prestarme el auto para salir y darme plata, sino estás dispuesto a hacerlo, mejor alejate.
* “No te preocupes, ¡seguro que la próxima aprobás!”
Si sabés que no es verdad, entonces… ¿Por qué lo decís? Es jugar con mi estado emocional tratar de animarme con semejante frase falsa. Mejor probá con el silencio.
* “¿Pero no terminaste la carrera todavía?”
A ver si entendés querido… Cuando termine te vas a enterar, el mundo entero lo va a saber. Voy a ponerme nicks en el Msn con tantos íconos felices que te van a marear, lo voy a publicar en el diario, haré una fiesta, ¿entendiste que te vas a enterar? Así que no me preguntes si no terminé la carrera cuando la respuesta es obviamente NO.
* “Pero, ¿tan difícil es?”
No, para nada. Es un “viva la pepa”. Lo que pasa es que disfruto hipotecándome medio pulmón para pagar los apuntes, libros y guías. Me encanta que me torturen con exámenes y finales todos los años. Adoro no poder salir ni dormir para quedarme a leer libros que no voy a terminar sólo por que me pidió un profesor que los leyera y no lo hice por cuenta propia. CLARO QUE ES DIFÍCIL.
* “El hijo de la vecina hizo la carrera en 4 años!”
BIEN POR EL HIJO DE LA VECINA. Tirémosle papel picado y bailémosle una macumba alrededor. También hay gente que no la termina nunca, y no vemos a nuestros viejos diciéndonos a diario: “Qué orgulloso estoy de vos, nene, que todavía no te diste cuenta de que no servís para esto y seguís estudiando, aunque pierdas el tiempo”. Evitemos las comparaciones por favor.
* “Lo que estudio también es muy difícil. Sólo tendrías que estudiar más”.
Definitivamente tenés razón, ¡era por eso! Los exámenes de seis horas, el plan de estudios de los que ni los profesores tiene idea o las preguntas trampa para fulminarte no tienen nada que ver. ¡Pero por favor, si ESTUDIANDO SE APRUEBA!
*“¿Ah, que linda, pero de que seria que vas a trabajar?”
Mmm la verdad todavía no lo tengo decidido… Ya voy prácticamente media vida con esta carrera, quizá trabaje de lo que estudié, ¿Qué te parece?
En fin, los métodos de evaluación y la obligación de prepararse para rendir no dejarán de existir. Pero sí se puede ahorrar saliva en determinadas ocasiones. Ayuden a que los estudiantes no padezcan tanto el después de un examen, como el antes y el durante del mismo que los tiene exasperados durante un lapso un tanto prolongado.
A Medida que se acerca una fecha en la que uno “se juega la materia”, los nervios se ponen a flor de piel y nos tornamos irritables y descargamos nuestra ira contra el primer ser vivo que se nos cruce o contra cualquier objeto que no funcione debidamente (entiéndase computadoras lentas, CD’s que no se leen, problemas con la conexión a Internet, entre otros.)
Obviamente, la sensibilidad y mal humor aumentan al por mayor después de la realización del examen y más cuando uno tiene esas leves sospechas de que no le fue del todo bien. ¡En ese momento aparecen los inoportunos de siempre!
Aquellos que parecen esforzarse por hacerte sentir la partícula más insignificante en el tan apreciado mundo del estudio. Personas a las que, si bien le demostrás interés, seguro maldecís por dentro.
* “¿Cómo te fue en el parcial?”
MAL me fue, ¿Es necesario revolver mis heridas? Obviamente todo el tiempo que perdí estudiando no evita que me humillen con esta pregunta cruel. ¿Para qué preguntás? ¿Te gusta disfrutar de mi miseria? No te gastes en preguntar, si me querés ayudar no tenés nada más que hacer que prestarme el auto para salir y darme plata, sino estás dispuesto a hacerlo, mejor alejate.
* “No te preocupes, ¡seguro que la próxima aprobás!”
Si sabés que no es verdad, entonces… ¿Por qué lo decís? Es jugar con mi estado emocional tratar de animarme con semejante frase falsa. Mejor probá con el silencio.
* “¿Pero no terminaste la carrera todavía?”
A ver si entendés querido… Cuando termine te vas a enterar, el mundo entero lo va a saber. Voy a ponerme nicks en el Msn con tantos íconos felices que te van a marear, lo voy a publicar en el diario, haré una fiesta, ¿entendiste que te vas a enterar? Así que no me preguntes si no terminé la carrera cuando la respuesta es obviamente NO.
* “Pero, ¿tan difícil es?”
No, para nada. Es un “viva la pepa”. Lo que pasa es que disfruto hipotecándome medio pulmón para pagar los apuntes, libros y guías. Me encanta que me torturen con exámenes y finales todos los años. Adoro no poder salir ni dormir para quedarme a leer libros que no voy a terminar sólo por que me pidió un profesor que los leyera y no lo hice por cuenta propia. CLARO QUE ES DIFÍCIL.
* “El hijo de la vecina hizo la carrera en 4 años!”
BIEN POR EL HIJO DE LA VECINA. Tirémosle papel picado y bailémosle una macumba alrededor. También hay gente que no la termina nunca, y no vemos a nuestros viejos diciéndonos a diario: “Qué orgulloso estoy de vos, nene, que todavía no te diste cuenta de que no servís para esto y seguís estudiando, aunque pierdas el tiempo”. Evitemos las comparaciones por favor.
* “Lo que estudio también es muy difícil. Sólo tendrías que estudiar más”.
Definitivamente tenés razón, ¡era por eso! Los exámenes de seis horas, el plan de estudios de los que ni los profesores tiene idea o las preguntas trampa para fulminarte no tienen nada que ver. ¡Pero por favor, si ESTUDIANDO SE APRUEBA!
*“¿Ah, que linda, pero de que seria que vas a trabajar?”
Mmm la verdad todavía no lo tengo decidido… Ya voy prácticamente media vida con esta carrera, quizá trabaje de lo que estudié, ¿Qué te parece?
En fin, los métodos de evaluación y la obligación de prepararse para rendir no dejarán de existir. Pero sí se puede ahorrar saliva en determinadas ocasiones. Ayuden a que los estudiantes no padezcan tanto el después de un examen, como el antes y el durante del mismo que los tiene exasperados durante un lapso un tanto prolongado.
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