Por:
Agustín Amaya
Matías Gusmerotti
Solange Crispín
Katiana Oyanguren
Estudiantes y profesores de la carrera de Terapia Ocupacional organizan desde hace 4 años fiestas para promover las habilidades comunicacionales de chicos especiales. El proyecto es un éxito y permite a decenas de chicos vivir una noche de boliche.
La adolescencia es una etapa de cambios y transición. Un momento de la vida en el que todo es descubrimiento y experimentación de nuevas sensaciones. A qué joven no le gusta salir con amigos, bailar, conocer gente. Por esta razón y como una forma de promover la integración y fortalecer las habilidades para una mejor comunicación de chicos con capacidades diferentes, el director del Circulo Deportivo de Lisiados (CIDELI) y alumnos de la carrera de Terapia Ocupacional organizaron, como desde hace 4 años, una nueva fiesta para personas discapacitadas.
En esta ocasión la celebración fue de disfraces. Vestidos de mariposas, hadas, payasos, brujas, raperos o simplemente con máscaras, los chicos de diferentes instituciones de la ciudad, llegaron al Centro de Residentes Universitarios (CRU) acompañados por padres y profesores. En sus rostros ya se percibían las expectativas acumuladas de la que sería una jornada inolvidable.
El reloj marcaba las 17.30 y la música despertaba en cada uno de los presentes una agradable sensación. Los chicos, los padres y los voluntarios disfrutaban por igual.
Poco a poco decenas de almas inundaron la pista y, al ritmo del reggaeton, la tarde comenzaba a disfrutarse cada vez más. No sólo expresaban su alegría en cada uno de sus movimientos sino que trasmitían su indescriptible capacidad para demostrar cariño, amor, transparencia.
La energía de los chicos fue desbordante. No había momento en que no demostraran sus ganas de pasarla bien. Y esa fuerza que exhibían era “contagiosa, terapéutica”, así lo expresó el director de CIDELI, José Luís Campo que, además, se desempeña como profesor de la cátedra de Medios terapéuticos en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Así mismo el docente recalcó la “buena voluntad” del CRU, que gratuitamente cedió sus instalaciones, para que por algunas horas chicos especiales tengan la posibilidad de vivir una “actividad fuera de su rutina diaria”. Totalmente desinhibidos y espontáneos no necesitaron del alcohol para transformar la tarde en una noche de boliche como la de cualquier otro adolescente.
“Los objetivos principales a los que apunta esta fiesta son la interacción de los chicos entre sí y con los estudiantes y, además, transmitirle confianza a los padres de que sus hijos se pueden divertir de la misma manera que un chico al que la sociedad califica como ‘normal’”, explicó Carolina Ammar, una de las organizadoras y futura licenciada en Terapia Ocupacional, al tiempo que resaltó que el “CRU es accesible para aquellos que tienen bastones canadienses, sillas de ruedas o que presentan algún tipo de impedimento físico”. El local posee rampas que permiten un mejor desplazamiento por lo que se vuelve muy funcional a las necesidades de una persona discapacitada, lo que no sucede todos los boliches.
Las fiestas que realizan todos los años no tienen una actividad programada para los que concurren sino que son “más bien espontáneas” aunque en algunas ocasiones se brindan shows de canto o baile para animar. Según Mariana Di Tulio, otra de las organizadoras que cursa tercer año de la carrera de Terapia, todo aquel que quiera colaborar “es bienvenido”. En esta oportunidad, Yanina, una de las voluntarias, interpretó un cuadro de salsa junto a su hermano Ezequiel Méndez. En ese momento los chicos armaron un gran circulo dentro de la pista para disfrutar la función y al ritmo de las palmas siguieron con atención los pasos que la pareja realizaba.
Merecen un párrafo aparte los voluntarios, todos estudiantes, todos jóvenes con vocación de servicio que con entusiasmo y un notorio amor por lo que hacen, permitieron que el disfrute de los chicos fuera aún mayor. Silvina es una de esas voluntarias que con dulzura y paciencia fue participe de un momento que quedará grabado en la memoria de los que formaron parte. No por nada la joven de 20 años decía muy segura, al final de la noche, que no quería que la celebración termine al tiempo que saludaba con un efusivo abrazo a cada uno de los chicos que iban abandonando el lugar y como forma de despedida preguntaban: “¿Para cuándo la próxima?”.
La fiesta mantuvo la intensidad durante sus cuatro horas de duración. Palmas, trencitos, movimientos de caderas. Hasta el más tímido cayó en la tentación de dejarse llevar por la buena onda que se respiraba en el ambiente. El repertorio musical incluyó desde el reggaeton, pasando por la salsa, la cumbia, la marcha, el rock y los temas que hicieron historia en los 70 y 80.
La esencia de lo vivido quedó sintetizada en las palabras de unos de los protagonistas, un joven en silla de ruedas, que con una gran sonrisa y un brillo especial en sus ojos expresó: “Yo vengo siempre, porque descubro un mundo mejor”.
Fiesta temática
La idea de siempre es renovarse día a día y brindar nuevas actividades en las fiestas que realizan los estudiantes de Terapia Ocupacional.
Todos los que quieran concurrir, la próxima se realizará el viernes 19 de Octubre, en el CRU, de 17.30 a 21.30 y la temática va hacer “Murga”. Según los organizadores es “una nueva forma de estimular y promover la recreación, que en definitiva deja a todos un aprendizaje de vida”.
Así también informaron que, se va a invitar a que las escuelas, hogares e instituciones para que preparen con tiempo una pequeña coreografía de esta especialidad. Luego se elegirá a la mejor y se le entregará algún premio, que se obtendrá por medio de las donaciones. Y a modo de cierre, realizará una presentación la murga de la universidad.
No es obligatorio concurrir con alguna vestimenta o baile especial, sólo es necesario animarse.
Para más información pueden comunicarse vía mail a eventos_to@hotmail.com
La adolescencia es una etapa de cambios y transición. Un momento de la vida en el que todo es descubrimiento y experimentación de nuevas sensaciones. A qué joven no le gusta salir con amigos, bailar, conocer gente. Por esta razón y como una forma de promover la integración y fortalecer las habilidades para una mejor comunicación de chicos con capacidades diferentes, el director del Circulo Deportivo de Lisiados (CIDELI) y alumnos de la carrera de Terapia Ocupacional organizaron, como desde hace 4 años, una nueva fiesta para personas discapacitadas.
En esta ocasión la celebración fue de disfraces. Vestidos de mariposas, hadas, payasos, brujas, raperos o simplemente con máscaras, los chicos de diferentes instituciones de la ciudad, llegaron al Centro de Residentes Universitarios (CRU) acompañados por padres y profesores. En sus rostros ya se percibían las expectativas acumuladas de la que sería una jornada inolvidable.
El reloj marcaba las 17.30 y la música despertaba en cada uno de los presentes una agradable sensación. Los chicos, los padres y los voluntarios disfrutaban por igual.
Poco a poco decenas de almas inundaron la pista y, al ritmo del reggaeton, la tarde comenzaba a disfrutarse cada vez más. No sólo expresaban su alegría en cada uno de sus movimientos sino que trasmitían su indescriptible capacidad para demostrar cariño, amor, transparencia.
La energía de los chicos fue desbordante. No había momento en que no demostraran sus ganas de pasarla bien. Y esa fuerza que exhibían era “contagiosa, terapéutica”, así lo expresó el director de CIDELI, José Luís Campo que, además, se desempeña como profesor de la cátedra de Medios terapéuticos en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Así mismo el docente recalcó la “buena voluntad” del CRU, que gratuitamente cedió sus instalaciones, para que por algunas horas chicos especiales tengan la posibilidad de vivir una “actividad fuera de su rutina diaria”. Totalmente desinhibidos y espontáneos no necesitaron del alcohol para transformar la tarde en una noche de boliche como la de cualquier otro adolescente.
“Los objetivos principales a los que apunta esta fiesta son la interacción de los chicos entre sí y con los estudiantes y, además, transmitirle confianza a los padres de que sus hijos se pueden divertir de la misma manera que un chico al que la sociedad califica como ‘normal’”, explicó Carolina Ammar, una de las organizadoras y futura licenciada en Terapia Ocupacional, al tiempo que resaltó que el “CRU es accesible para aquellos que tienen bastones canadienses, sillas de ruedas o que presentan algún tipo de impedimento físico”. El local posee rampas que permiten un mejor desplazamiento por lo que se vuelve muy funcional a las necesidades de una persona discapacitada, lo que no sucede todos los boliches.
Las fiestas que realizan todos los años no tienen una actividad programada para los que concurren sino que son “más bien espontáneas” aunque en algunas ocasiones se brindan shows de canto o baile para animar. Según Mariana Di Tulio, otra de las organizadoras que cursa tercer año de la carrera de Terapia, todo aquel que quiera colaborar “es bienvenido”. En esta oportunidad, Yanina, una de las voluntarias, interpretó un cuadro de salsa junto a su hermano Ezequiel Méndez. En ese momento los chicos armaron un gran circulo dentro de la pista para disfrutar la función y al ritmo de las palmas siguieron con atención los pasos que la pareja realizaba.
Merecen un párrafo aparte los voluntarios, todos estudiantes, todos jóvenes con vocación de servicio que con entusiasmo y un notorio amor por lo que hacen, permitieron que el disfrute de los chicos fuera aún mayor. Silvina es una de esas voluntarias que con dulzura y paciencia fue participe de un momento que quedará grabado en la memoria de los que formaron parte. No por nada la joven de 20 años decía muy segura, al final de la noche, que no quería que la celebración termine al tiempo que saludaba con un efusivo abrazo a cada uno de los chicos que iban abandonando el lugar y como forma de despedida preguntaban: “¿Para cuándo la próxima?”.
La fiesta mantuvo la intensidad durante sus cuatro horas de duración. Palmas, trencitos, movimientos de caderas. Hasta el más tímido cayó en la tentación de dejarse llevar por la buena onda que se respiraba en el ambiente. El repertorio musical incluyó desde el reggaeton, pasando por la salsa, la cumbia, la marcha, el rock y los temas que hicieron historia en los 70 y 80.
La esencia de lo vivido quedó sintetizada en las palabras de unos de los protagonistas, un joven en silla de ruedas, que con una gran sonrisa y un brillo especial en sus ojos expresó: “Yo vengo siempre, porque descubro un mundo mejor”.
Fiesta temática
La idea de siempre es renovarse día a día y brindar nuevas actividades en las fiestas que realizan los estudiantes de Terapia Ocupacional.
Todos los que quieran concurrir, la próxima se realizará el viernes 19 de Octubre, en el CRU, de 17.30 a 21.30 y la temática va hacer “Murga”. Según los organizadores es “una nueva forma de estimular y promover la recreación, que en definitiva deja a todos un aprendizaje de vida”.
Así también informaron que, se va a invitar a que las escuelas, hogares e instituciones para que preparen con tiempo una pequeña coreografía de esta especialidad. Luego se elegirá a la mejor y se le entregará algún premio, que se obtendrá por medio de las donaciones. Y a modo de cierre, realizará una presentación la murga de la universidad.
No es obligatorio concurrir con alguna vestimenta o baile especial, sólo es necesario animarse.
Para más información pueden comunicarse vía mail a eventos_to@hotmail.com
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